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Pesadilla.

1 Oct

De repente desperté de lo que había sido una pesadilla, una mala jugada de la inconsciencia que vive en nuestra mente, de una parte que sin quererlo nos amedrenta y hace sentirnos mal.
Había despertado de un mundo en el que los seres sin personalidad, y con malas experiencias habían marchitado mi imaginación. Y de repente desperté, en un país verde, cubierto por una espesa capa de nubes, en el que la humedad despeja los pensamientos, y hace pensar con claridad. Encontré seres despiertos, llenos de felicidad y que me inspiraban tranquilidad, serenidad, confianza y seguridad. Unos seres que aseguraban que yo tenía una luz que me diferenciaba del resto, una luz que había perdido hacía tiempo, y que gracias a ellos había vuelto a conseguir.